Comunidad: | Comunidad Valenciana |
Convocatoria: | Junio de 2002 |
Modalidad: | LOGSE - Todas |
Ejercicio: | 1er Ejercicio |
Asignatura: | Castellano |
Obligatoriedad: | Obligatoria |
Duración: | 90 minutos |
Baremo: | Comentario crítico: 0-7 puntos. Cuestiones: 0-1,5 puntos cada una. Elija una serie de cuestiones (Opción A u Opción B) y responda a sólo dos de las cuatro propuestas en ella |
La ley del silencio
Una de las grandes virtudes de nuestro idioma, el español -aunque a Eurovisión nos lleven con una trova titulada en inglés, nuestra lengua, por fortuna, todavía resulta inamovible-, es la riqueza de refranes, sentencias y apotegmas, axiomas, aforismos y dichos populares, que demuestran la agudeza de nuestro noble pueblo para mofarnos y rechiflarnos de quienes hacen el ridículo, de esos seres absurdos, mentecatos, mezquinos y también insignificantes a la hora de la verdad, que públicamente van dándoselas de prestigiosos intelectuales y eruditos. Mi marido y maestro les llamaba burlona y despectivamente "erudos", que era ascenderlos un número más, y, como entusiasta que era del saber popular, dedicó intensamente mucho de su tiempo a estudiar y difundir la dictadología tópica.
Trabajando a su lado aprendí el origen de muchas frases hechas, que ahora refresco en mi memoria leyendo el libro de Pedro Voltes sobre la historia de la estupidez humana. En él hay un capítulo dedicado a memeces, necedades y chascos, donde precisamente estudia, por ejemplo, el significado de eso que oímos tantas veces aplicado a personajes que van de listos y oportunistas, pero se les ve enseguida el plumero. Me estoy refiriendo a "la carabina de Ambrosio": parece ser que el tal Ambrosio era un labrador sevillano, de pocas luces, que cargaba su arma con cañamones y no le ponía pólvora, y además lo decía echándose a la vida a robar con aquella arma. Como es de sentido común, la gente no tragaba y se volvía a casa como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando. Y sin pensarlo, ya me ha salido otra sentencia popular. En definitiva, que nos encontramos de repente, y de forma pública y sin que la vergüenza asome a su semblante, con algún que otro personajillo ínfimo que, finalmente, se quedará "a la luna de Valencia", o sea, con sus delirios, anhelos y espejismos hechos trizas. Luego está aquello que se refiere al "perro del tío Alegría", que para ladrar tenía que arrimarse a la pared, y se puede aplicar a todos los que se escudan en un apellido para salir a la calle y aprovecharse de él, pero para contestarles está esa frase atribuida a una tal Catalina, coetánea de Juan II de Castilla, casada con un judío converso, que sólo se alimentaba de arroz, y cayó enferma de forma repentina. En su precario estado de salud perdió el apetito y no probaba bocado. Quienes la cuidaban le preguntaban todo el tiempo "que si quieres arroz, Catalina", pero ella falleció sin responder. Se aplica la frase a los que no obtienen respuesta, a pesar de la provocación. Y es que el silencio es un amigo que jamás traiciona.
Marina Castaño
ABC, 17 de marzo de 2002
Elija una serie de cuestiones (Opción A u Opción B) y responda a sólo dos de las cuatro propuestas en ella (0-1,5 puntos)
Última modificación de esta página: 3 de junio de 2003